El acceso y rendimiento de las mujeres en el sistema educativo universitario es ligeramente más elevado que el de los hombres
Sigue habiendo importantes condicionantes de género en la selección de las ramas de conocimiento y de los estudios. La infrarrepresentación de los hombres en las ciencias de la salud o las sociales y jurídicas, así como la infrarrepresentación de mujeres en los estudios de ingeniería y de arquitectura es muy elevada, y hacen falta medidas de cambio de calado para modificar estas tendencias. Estas medidas deben efectuarse con mayor intensidad a lo largo del desarrollo educativo previo al acceso a la universidad, pero también desde el ámbito universitario a través de un análisis y modificación adecuada de las metodologías, contenidos y comunicación de los estudios que cuentan con estas infrarrepresentaciones
A pesar del mayor acceso de las mujeres a los estudios universitarios y de su mayor rendimiento académico, una vez finalizan sus estudios e inician la carrera profesional docente e investigadora las desigualdades de género se acentúan A modo de ejemplo, en materia de investigación, de la evolución entre el 2013-2016 de la tasa de éxito y de la distribución de ayudas a proyectos de I+D+i solicitadas y concedidas según el sexo de las Investigadores/as Principales, se desprende que:
las mujeres solicitan estas ayudas entre un 34 y un 36% en función del año
acceden a estas ayudas entre un 31 y un 35%,
su tasa de éxito a la hora de conseguir dichas ayudas es del 42%, mientras en los hombres ésta asciende al 49%.
El impacto de la pandemia del COVID-19 en la producción científica de mujeres y hombres pone de manifiesto que la desigual conciliación durante el confinamiento se traduce en mayores dificultades para las mujeres a la hora de desarrollar su actividad investigadora y en una ligera menor producción científica, lo que en el medio y largo plazo puede incidir negativamente en su carrera profesional. En concreto, los datos indican que un 30,8% del personal investigador no presentó ninguna publicación durante el confinamiento, del que un 27,9% son hombres y un 33,1%, mujeres. Del 69,2% que sí las ha presentado, un 43,6% de hombres presentó dos o más publicaciones, frente al 37,2% de mujeres.
Las diferencias por sexo de las plantillas del Personal Docente e Investigador en los OPIs y las universidades en el año 2018-19 son aún muy significativas. El porcentaje de mujeres entre el total del personal investigador de los OPIs es del 42%, porcentaje que desciende al 25% en las categorías de Grado A (que en OPIs agrega al profesorado de investigación y al profesorado catedrático de universidad). En las universidades, las mujeres representan, por un lado, el 36,3% del funcionariado, siendo únicamente el 23,9% del cuerpo de Catedráticos/as y el 41,1% del cuerpo de profesores y profesoras Titulares. Por el otro lado, representan el 45’8% del personal contratado, superando el 50% en las plazas de profesorado ayudante doctor, sustituto y lector. El único dato que nos permite observar que en la próxima década pueda haber una leve reducción de esta desigualdad es que las mujeres representan el 52,9% de la cohorte del PDI menor de 30.
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